
La miel sólo trae sol encima.
Estoy segura.
Si nos dieran a probar el sol tendría este sabor,
este dulzor a cuestas.
Tan auténtico que hasta quema.
Sabor de sol.
Amielado. Azucarado.
Corazón.
(Cae la tardecita y en el pan casero,
éste que compró
papá
en Villa Zorraquín,
me estoy comiendo el sol.)
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