Con cierta nostalgia me enteré ayer que mi madre vendió el Gol en Entre Ríos. Ya casi no lo usaba y estaba ahí, guardadito en el garage de lo de mi abuela, juntando polvo y pelusa y vestigios de sol. Yo era la única que lo sacaba cuando viajaba allá y cargábamos el mate y los perros y nos íbamos a viajar por ahí...
Anduvimos mucho juntos. Desde que tuve el carnet que recorrimos los laberintos de las cascaditas de Dri, el lago en todos sus rincones, la playa nebel todísimo el verano, la costanera vieja y nueva con sus modificaciones, la playa los tomates y ese rally de barro, la lluvia torrencial sobre san carlos, perros mojados, yerba tirada, ropa húmeda y bizcochitos de grasa...
El cassette "Días y flores" de Silvio Rodriguez se derritió en su guantera, y su pasacassette se comió el compilado de candombe cuando íbamos cantando con el Gusta.
Una vez se enojó y no quiso volver del lago. Y otra arrojó el caño de escape en símbolo de liberación cuando volvíamos de la Tortuga. Con Antú solíamos decir que bailaba cuando escuchaba Juan Luis Guerra!
Quizás sea otra de mis frivolidades, pero ese auto tiene algo mío, y nos invitó a múltiples viajes de colores. Ojalá seas feliz en tu otra vida! Hasta siempre, compañero Gol con calcomanía de Euskadi!!!! Te voy a extrañar, negro!!!!
me hubiese gustado conocer la región montado en el golcito, tendremos que hacerlo sobre nubes entonces ¿sabés manejarlas compañera rossi?
ResponderEliminarRecuerdo huir a gran velocidad en el auto, luego que tu perro aterrorizara a viejitas indefensas del auto vecino.Los gritos de las señoras nos hicieron huir. Juntamos el perro unas cuadras mas allá.Qué dias aquellos
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