sábado, 26 de septiembre de 2009

Mujeres que desaparecen




Ayer en el Festival contra la trata había muy poca gente. El parque Centenario estaba húmedo y por suerte en la puerta vendían esos panes rellenos que te cambian el día. Tomamos mate mientras antú dibujaba y la hora de comienzo se extendía bajo la noche limpia. Qué linda noche que era. Esas noches especiales para tomar un vino mirando el cielo y contando historias y dejandote viajar por una guitarra...


Cuando cantó Liliana Herrero el momento se volvió mágico. Era casi una obviedad que se volviera mágico el mundo si esa mujer con esa voz paraliza el universo.... Las canciones de Cabrera, el poema de Goytizolo tan triste así cantado, llenando de nostalgia el aire de asfalto del Parque Centenario...


Y Luis Pescetti,
y su mirada lúdica y maravillosa de las cosas y su alegría y su continuo movimiento...
Aunque su canción esta vez se puso seria.
Es que no estábamos ahí juntados para reírnos y para jugar, porque aunque todos sabemos que las tristezas también pueden reirse y jugarse, anoche estábamos hablando de gente que desaparece.

Y no es cuestión de que la gente desaparezca y la vida siga. No se puede permitir que la gente vuelva a desaparecer en este país y en todo el mundo y este país y todo el mundo siga girando como si nada. ¿Cómo se puede vivir así?¿Cómo se puede seguir mirando para otro lado cuando estas cosas siguen pasando? ¿Por qué la gente pobre, desprotegida, indocumentada, o la que vive en la miseria es la que más debe soportar esta impune esclavitud siniestra? ¿Qué país estamos manteniendo?¿Cuántas mujeres más van a volverse invisibles?!?


Tenemos que cansarnos. Cansarnos de la muerte, de la corrupción, de la mentira, de los silencios. Hay que salir a hablar por el mundo. Hay que seguir andando. Hay que ponerse un altavoz y decir. Hay que decir que no nos gusta que las cosas sean de este modo. No podemos seguir siendo cómplices de la trata. Y no entiendo cómo esto pasa. Y no entiendo cómo sigue pasando...y me da tanta bronca y tanta impotencia y tanta tristeza...

(Después, a la salida, por un caminito arbolado, venía Pescetti caminando con su guitarra. No pude evitar mi amor/ternurismo/admiración y le dije que lo amaba. Y bueno, no iba a callarme...

Claro que yo todavía puedo decir te amo, y puedo caminar libre, puedo comer en un restaurante, puedo elegir con quien acostarme, puedo jugar con mi hijo en un anfiteatro en donde hablan de los hijos de puta que secuestran mujeres para prostituir.)

Yo puedo elegir.
Estaría buenísimo que todas podamos.
"La vida no vale nada" Pablo Milanés
La vida no vale nada
si no es para perecer
porque otros puedan tener
lo que uno disfruta y ama.
La vida no vale nada
si yo me quedo sentado
después que he visto y soñado
que en todas partes me llaman.
La vida no vale nada
cuando otros se están matando
y yo sigo aquí cantando
cual si no pasara nada.
La vida no vale nada
si escucho un grito mortal
y no es capaz de tocar
mi corazón que se apaga.
La vida no vale nada
si ignoro que el asesino
cogió por otro camino
y prepara otra celada.
La vida no vale nada
si se sorprende a otro hermano
cuando supe de antemano
lo que se le preparaba.
La vida no vale nada
si cuatro caen por minuto
y al final por el abuso
se decide la jornada.
La vida no vale nada
si tengo que posponer
otro minuto de ser
y morirme en una cama.
La vida no vale nada
si en fin lo que me rodea
no puedo cambiar cual fuera
lo que tengo y que me ampara.
Y por eso para mí,
la vida no vale nada.






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