martes, 15 de septiembre de 2009

La poesía de Perlongher es una loca...



A veces convivo con la poesía de Perlongher. Se pone medias de red y se pinta tan rojos los labios que yo le digo que pare un poco. Se pone una peluca rubia hasta la cintura y se delinea los ojos tan fuerte, como si fuera con un carbón. Toma vodka del pico y recita palabras inventadas por ella. Sale a la calle atropellando la puerta y aunque intento retenerla se va igual. Y vuelve de madrugada, con el lapiz de labio corrido, el pelo despeinado, las medias rotas y me cuenta de las calles de la ciudad nocturna.

A veces convivo con la poesía de Perlongher. Una poesía franca, directa y adornada. Llena de anillos, pulseritas, y aros. Con una camisola toda bordada de florcitas y un jean bordado en los bolsillos con lentejuelas. Yo le digo que sea un poco más sobria. Pero ella me contesta que no conoce otra forma de ser en el mundo. Que no hay otra manera de ser en el mundo.

Tomamos un mate cocido en la mañanita y ella se come una tostada con mermelada y con manteca y un bizcocho y una galletita de salvado. Todo todo gira alrededor de ella haciéndola más fuerte y más grande.

La poesía de Perlongher sabe qué decir. Supo decir "desaparecido" en plena dictadura y "sida" cuando nadie más en la tierra se animaba a decirlo...

Porque a las cosas hay que llamarlas para darles vida, y esa también es una función necesaria del poema. Y de los poetas, que como Perlongher, se han jugado la vida por seguir nombrando.
"Tortuga" de Néstor Perlongher
Y si, temiendo herir, no se penetra
por miedo de asustar, no se persigue no se golpea
para no despertar a los durmientes no se grita
no se abre
la puerta donde mamá cuelga el soutien, los espirales,
por no blandir el picaporte, frío?
se echa a los vagabundos del jardín para que tengan más lugar
las moscas
"...es demasiado grande para nosotros dos..." el mar,
la culpa
el Caribe infestado de galeotes, de godos, de torvos policías
de provincia
Si, por no salpicar, no se sumerge
acaso el bíceps del atleta igual reluce?
se frunce el pliegue de su malla si, colocado ahí,
no se acaricia, no se palpa, no se...?
tras de las verjas
detrás del tranway, por no meterle bulla, no se corre
no se anima el traspié, la zancadilla
se hace remoto el paso, corto el cuerpo
Si, por no ir a Guayana, se elude la tortuga
se entibiarán las tibias del pabellón, los abordajes?
si, por temor al mar, no se marea
no se caminan los acantilados donde florecen las madreperlas,
en el fulget de las filosas rocas
negar tanto? no dar paso al que acecha en la escollera
por si acaso el que entra ya no sale?
no se desprende, aferrado como las ladillas a las causas
no se expele

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