Nicolás me contó que si hay algo que lo une, o que une cada pedacito de su vida es el colectivo 134. Me dice que en caso de morirse, él quiere que tiren sus cenizas en los asientos del 134. Que toda la eternidad sus restos deambulen de Devoto a Dock Sud, de Dock Sud a Devoto, de Devoto a Dock sud...
Yo no tengo ninguna línea urbana que me una. En todo caso, tengo una de larga distancia. Si llego a morirme, que tiren mis cenizas en el tata rápido y que mis cenizas deambulen eternamente de Buenos Aires a Concordia, de Concordia a Buenos Aires...
Es así. Al final, es más importante ese camino que nos acerca que los puntos separados. Andamos siempre en tránsito. La nostalgia te marca el regreso y ahí volvés. La esperanza te marca el viaje y ahí te vas.
Ojalá tirásemos todos nuestras cenizas al aire. Para que vuelen solas. Para que hagan nuevos caminos indescifrables. Caminos llenos de dudas y de reencuentros lejanos.
Ojalá tirásemos todos nuestros resabios en líneas urbanas que jamás subimos. En colectivos de larga distancia que nunca fueron nuestros.
Para seguir descubriendo más allá de la vida. Para que me descubras más allá de mi muerte.
Hola Cecilia!!! Tanto tiempo, es verdad. Lindo tu blog!!! Lleno de poetas y de sueños. Y por lo que veo, no abandonaste el vicio de la escritura. BUENÍSIMO!!! Me alegra mucho saludarte. Sigo por mail...
ResponderEliminarUn beso grande
Marcelo! QUé BUENO REENCONTRARTE!!!!
ResponderEliminarTE DEJO UN ABRAZO ENORME!qué lindo que entraste al blog...mañana te escribo al mail, pero prometo ir a la presentación del libro el 22 a saludarte! besos.