martes, 30 de marzo de 2010

Volátiles



"Tengo un puñado de recuerdos de arena. Entre los dedos con la arena vas vos..." (Fernando Cabrera)
A veces sopla el viento del mar en Buenos Aires.
Y se mete por la ventana de mi cuarto e insiste, insiste que me vaya con él.
A veces se trae consigo toda la arena de Valizas y me insiste me insiste que me vuele con él.

Que no vale la pena esta ciudad tan grande. Que no vale la pena vivir acá...
Con su figura trasnparente no hay problema. Pero cuando se trae los médanos siempre hay disturbios con los vecinos.

¿de dónde sale esta arena? preguntan todos. ¿por qué no se lavan los pies cuando vuelven de la plaza los del octavo? dicen
Un día el viento se trajo dos lobos marinos.
Los dejó en el balcón y se fue, como si nada.
Tuve que contratar un flete que los devolviera.
A veces, ése mismo viento, te trae a vos.
Yo te cebo unos mates y conversamos un rato. Pero después te vas.
Todo se vuelve sin mí.
Todo regresa sin mí.

Yo miro la bruma negra que cubre Buenos Aires.
Y en forma de bruma negra viajo al mar a visitarte.
Y la bruma te insiste, te insiste que te vengas conmigo.
Que no vale la pena vivir allá...
A veces te llevo todos los ruidos de Buenos Aires.
Y ahí sí, tus vecinos, se quejan y te dicen que está prohibido, prohibidísmo ruidear en las orillas...
Un día te llevé la flor metálica de la facultad de derecho que tanto me gusta.
Tuviste que contratar un flete para devolverla.
Y siempre regresamos sin vos.
Todo regresa sin vos.

Y el mundo, a todo se acostumbra, sigue adelante contentísimo, como si fuera fácil.



martes, 23 de marzo de 2010

Pajaritos

"Viaja la voz, que sin la boca, sigue..." Eduardo Galeano
La cosa es así de simple.
Hace muchos muchos años que muchos vienen faltando.
Y no es cuestión de subestimar a la ausencia. A veces lo que no está hace mucho más ruido que lo que está presente.
Yo no quiero que la gente siga faltando. Siga dejando un pedacito de silencio en la cama. En la mesa. En la escuela. En la calle.
La idea es que esas voces que callaron vuelvan a decir.
A decir como Paco, como Rodolfo, como Héctor, como Miguel Ángel, como Haroldo...
A decir como los que no fueron ellos y tuvieron voces igualmente importantes.
Me parece imprescindible reivindicar la voz.
Si faltan sus huesos. Si faltan sus ojos. Sus manos. Su cuerpo. Que viaje la voz.
Que vuele como un pajarito hasta el fin de los tiempos.
Que vuele como un pajarito contra el olvido.
Contra la injusticia. La tristeza. La melancolía.
Mañana marchemos/hablemos por los que no pueden hablar.
Hablemos/marchemos por los que ya no tienen labios para besar y para contar.
Ni cuerpo para andar.
Nosotros estamos vivos.
Y no es un tema menor.
Nosotros estamos vivos.
Pero ¿Qué hacemos para justificarlo?
24/03 MARCHA DE CONGRESO A PLAZA DE MAYO 15 HS.
MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

viernes, 19 de marzo de 2010

Guayaba




Hoy me levanté triste.

Por suerte. Por esa suerte inmensa que de casualidad a veces llega a la vida de uno, habia dulce de guayaba.

Y entonces le dije hola al dulce de guayaba, y nos sentamos los dos a desayunarnos y a escuchar a Cabrera. Y afuera. Afuera Buenos Aires húmeda y silenciosa y pesada.

Y acá...yo, Cabrera y la Guayaba. El té tibiecito. La palabra.


Hoy me levanté sin ganas de nada. Por suerte la guayaba me puso agua a calentar. Me preparó las tostadas. Me dijo Buenos Días. Me acompañó al puesto de diarios en donde comentaban todos de la escapada del hijo de Grimau del sanatorio...


Y nos sentamos en la mesa pequeña.

La mañana está vacía.

Un amigo me llamó desde microcentro desayunando humo y con ganas de vernos.

Pero hoy me levanté sin alas.

El olor de la guayaba me hace viajar a la casa de mi abuela.

Abro el diario.


Me lleno de infelicidad ajena.

Como otra tostada y envidio envidio como loca a Gabriel Celaya.
"Buenos días" Gabriel Celaya
Son las diez de la mañana.
He desayunado con jugo de naranja,
me he vestido de blanco
y me he ido a pasear y a no hacer nada,
hablando por hablar,
pensando sin pensar, feliz, salvado.
(...)
Respiro despacito, muy despacio,
pensando con delicia lo que hago,
sintiéndome vivaz en cada fibra,
en la célula explosiva,
en el extremo del más leve cabello.
¡Buenos días! ¡Buenos días!
Lo inmediato se exalta. Yo no soy yo y existo,
y el mundo externo existe,
y es hermoso, y es sencillo.
¡Eh, tú, gusanito! También hablo contigo.
¡Buenos días, buenos días!
También tú eres real. Por real, te glorío.
(...)
Me averguenza pensar cuánto he mimado
mis penas personales, mi vida de fantasma,
mi terco corazón sobresaltado,
cuando miro esta gloria breve y pura, presente.
...
...y envidio como loca a Gabriel Celaya...

jueves, 18 de marzo de 2010

Y venías con la intención de hablar en serio...


No sé.

No sé en dónde reside la magia.

Si tiene un nido acá cerca de casa, que se llena de miguitas y de viento.

No sé.

Pero ayer la magia toda entera se vino con vos en bicicleta.

Y la lluvia no nos acobardó. No nos dio miedo la lluvia para salir a decirnos.

Algo en la palabra nos urgía, y a su vez se nos escapaba de las manos...hace años que es así. Un ir y venir en los abrazos y en las historias. Un tímido reencuentro constante.

Ya sé, ya sé. La vida sigue estando llena de adioses. Pero lo nuestro son los reencuentros. Lo nuestro es magia. Hace años que lo nuestro es magia.

Hace años que somos sutiles pasajeros del aire.

Hace años que nos sabemos cerca todo el tiempo.

Y que nos importamos de sobremanera.


Pero ayer apareciste y yo me puse mi mejor sombrero y salimos entre las olas que andaban por calle venezuela. Le pusimos aceite al motor y salimos entre los relámpagos. Nada nos acobardó. Nada nos detuvo. Nada nunca deja de mantenernos juntos.


Seguirá pasando el tiempo, seguro.

Habrá más guerras de hielos, de manzanas, de yerba.

Habrá más guerras de las verdaderas, llenas de grito y de sangre.

Habrá más separaciones que reencuentros, y más penas, y más olvidos.

Y yo seguiré viviendo en la distancia, en la ventana de un bar entrando con el viento, en una bicicleta andaré buscando lo que no conozco.


Andará la magia siempre entre nosotros.

La manera profunda de mirar el río.

La sonrisa gigante que ocupa todo el mundo, que hasta a veces ahoga.


Andaremos juntos, si para eso andamos. Para eso seguimos andando...

viernes, 12 de marzo de 2010

Peces




Sabíamos, estábamos seguros, de que no éramos personas, sino peces.

Teníamos una maldita obsesión por el agua.

Comprábamos cuanto pez encontrábamos en la calle. Peces de mimbre en el mercado de Tigre, de hierro en Valizas, de madera en el Parque Lezama, de vidrio en plaza Francia, de papel maché en la feria del Uritorco. De arroz para tardes hambrientas...

En nuestra casa ya no había lugar para nosotros.

Nos dábamos besos de escama y de agua.

Cuando nos faltaba el aire. Subíamos los dos a la bicicleta amarilla. Yo me sentaba en el manubrio y me sentía ET en su viaje hacia la muerte. No te daban las piernas para pedalear con tanta velocidad en la carrera, y nos acercábamos al río. Y metíamos los pies con toda urgencia y entonces la vida volvía a nosotros, el alivio, una inyección de morfina, un tiempo más en la ciudad...

Nos dábamos besos de escama y de agua.

A Neruda le hubiéramos caído bien, me decías. Nos hubiera invitado a cenar. A mirar sus mascarones, a tocar el tambor, a probar el mar.

A Neruda le debe haber pasado lo mismo. Debe haber sido de raza pez. Como vos y como yo. Me decías.



Una tarde entramos a un localcito sobre Cabildo y nos hicimos un tatuaje en cada tobillo.

Un pequeño pececito negro. Ínfimo. Imperceptible.

Para que cuando nos lleve la corriente nos sepamos recordar, dijiste...



Y la corriente nos llevó. Lejísimos.

La casa que fue nuestra ya no tiene peces. Tiene soledades. Tiene humedades negras en el techo que se mueren de nostalgia y de aburrimiento. Tiene ventanas cerradas que ningún viento acaricia. Una pava que chifla y que ya nadie escucha...



Y ojalá te quede algo de mí, pienso.

Y ojalá te quede algo de mí, digo.

martes, 9 de marzo de 2010

Caras

La niña J nos dice que todas las personas tienen caras de animales. A mi amigo Juan le encuentra cara de oruga. Hola oru le dice. Oru esto Oru lo otro...
A mi me dice que tengo cara de pájaro. Cara de gaviota. Hola gavi me dice. Chau gabi/gavi. Hola gabi/gavi..
Todas las personas que quiero tienen cara de perro.
Algunas de alegre labrador. Otras de pichichu andador.
Pero hay una. Hay una que tiene cara de lobo salvaje y enojado, y que le tiene mucho pero mucho miedo al amor. A esa única, a esa solita, ya no le abro mi corazón...

domingo, 7 de marzo de 2010

Vos de entre las ramas

"Sin nosotros o con nosotros
lo dulce seguirá viviendo
y es infinitamente vivo,
eternamente redivivo,
porque en plena boca del hombre
para cantar o para comer
está situada la dulzura" (Pablo Neruda)

Apareciste así, de pronto, como todo. Apareciste de la nada. Y una, que anda a veces llena de expectativas y de esperanzas, con vos, no tenía ninguna.
Eras así. Como una película de ésas que una va a ver por la única razón de que anda con tiempo o anda sin programa, y pasa por la puerta del cine, y mira los horarios, y ve cual le queda mejor a ese momento y entra.
Eras una película así.
Eras un disco de ésos que una nunca jamás se hubiéra comprado, y viene un amigo feliz para tu cumpleaños y te trae de regalo, ése disco, ése justo envuelto en papel brillante y una gracias gracias pero no le gusta nada ese regalo, por prejuicio quizás, pero nada.


Eras así.



(Una mujer ayer en el Parque Rivadavia nos ofreció unas telas que había encontrado para que las usemos en algo. Dijo que eran unas telas hermosas maravillosas casi mágicas. Estuvo buscándolas un buen rato dentro de sus numerosas bolsas, con nosotros ahí, casi metidos adentro de sus trastos y cuando las encontró...puf...sacó un moño dorado tipo navideño horrible...)

Pero vos.

Yo no tenía la cabeza adentro de nada esperando algo bonito.
Pero vos.
Yo no esperaba que nada sucediera entre tus brazos.
Pero vos.
Yo tenía la cabeza y el alma en otras cosas.
Pero vos,
lindo vos, que apareciste como una brisa, manteneme cerca, así, de la belleza, de la tonta alegría, de tu sencilla vidita descalza...que ahora sí conozco y ahora sí me importa.

viernes, 5 de marzo de 2010

"The unending gift"



"Sólo los dioses pueden prometer, porque son inmortales.
También los hombres pueden prometer, porque en la promesa hay algo inmortal" J.L. Borges

Estos días anduve recordando una historia. Una historia que me hizo pensar inmediatamente en el pequeño relato "The unending gift" de Borges. Si lo conocen, quizás también ustedes puedan encontrarle alguna conexión, aunque sea ínfima.
Mi relato también es pequeño.
Sucede que hace años, en Córdoba, Pedro nos iba a comprar un perro. Era un dálmata bien bonito que vendían en un parque de ésos en donde se junta la gente a vender cachorros y a tomar unos mates, cerca de las avenidas llenas de autos.
Era un dálmata bonito en una cajita marrón que nos pedía a ladridos suaves que nos lo llevásemos urgente. Que la vida no era vida sin él.

Pedro nos iba a regalar ése perro manso de ojitos tristes.

Pero entonces, por distintas razones, por mudanzas, por llamados, distancias, separaciones, las circunstancias no estaban buenas para agregar un integrante a la familia...
Y ahí quedó, en su caja diminuta, con sus diminutas manchas nuestro animal...con nuestra pena entera, diciendolé que ya pronto, que alguna vez nos volveríamos a encontrar...

Pedro murió unos años después. Poquitos. Uno o dos.

Y el perro que nunca nos regaló anda por la casa. Nos despierta a la mañana de una linda lamida. Nos acompaña a los parques y a las plazas. Nos pone de mal humor su espíritu viajero. Nos incomoda su cuerpo peludo en la cama...
Y hago mías las palabras que Borges le dedica a Jorge Larco y a su cuadro:

"Existe de algún modo. Vivirá y crecerá como una música, y estará conmigo hasta el fin. Gracias...",
A vos, Pedro .