lunes, 2 de agosto de 2010

Panadero

Cuando venís y me decís que me decida.
Que me decida pronto
que hace frío
y nos están esperando en la puerta del cine.
Cuando te acercás,
despacito,
y me sugerís que me decida.
Que me decida pronto
que ya son más de las nueve y es
como si nevara
en Buenos Aires.
Ahí es cuando yo te contesto que no
puedo.
Que no puedo decidirme.
Que mi corazón es así.
Lo soplás un poquito y se deshace en el aire
como un panadero.
Que a mi corazón le encanta ser así.
Maltrecho. Despedazado. Descolorido.
Averiguando pasajes a todos los destinos posibles.
Repartido,
siempre,
repartido.
Dividido en miles de lugares y de amores y de gentes
y de personas...
No me exijas que me decida.
No me pidas fidelidad.
Porque mi corazón siempre fue así.
Lo soplás un poquito y se deshace
en el aire
como un panadero.

2 comentarios:

  1. La fidelidad no es incompatible con el corazón dividido...fiel se es a cada uno de los pedacitos desperdigados, a todas y cada una de las miguitas lanzadas al aire... a muerte, si hace falta. Lo que no es compatible con el corazón de panadero es, posiblemente, la exclusividad.
    Que no pidan exclusividad, Ce, a quien es generoso...

    María

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  2. Hermoso.......como vos,excelente.Cuando soplamos un panadero siempre se piden deseos...........Que se te cumplan CE .
    Yo siempre los vi como algo muy liviano y fragil,sin enbargo los he visto con tormentas y resisten.Y los pedidos con mucha fe se cumplen.

    Te mando un gran abrazo, patton

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