viernes, 30 de octubre de 2009

Aburrimiento


Me gusta

deshilvanarte las palabras

una por una

sin entender lo que estás diciendo.

Descontextualizar tu discurso y ponerselo

a la primer persona que miro en los balcones...

El vecino de enfrente habla de la libertad.

El kiosquero cuestiona la educación privada.

Ahora los demás hablan con tu voz. Bla bla bla....

En la televisión la presidenta habla con tu voz... bla bla bla

El perro de al lado ladra con tu voz... bla bla bla

Dicen las cosas que decís y de la manera en que las decís...

Me gusta separar tu boca de lo que suele decir tu boca.

Mirarla. Observar sus movimientos, separarlos de sus sonidos...

Me estoy cansando de tu monólogo aburrido acerca

de la psicología del mundo y de sus frustraciones.

Yo sigo creyendo en la revolución aunque haya pasado de moda.

No me importa ya tu filosofía de las cosas. Me importa más la canción en la radio. (Y creo que se parece a Ricky Martin....)


(Me gustaría que gritáramos lo que no nos enoja. Que se hiciera violento el pico más alto de la alegría.
Me acuerdo cuando íbamos a la secundaria y faltaba el profesor de contabilidad.
La alegría era violenta. Era peligrosa. Una podría haber muerto de un puño o una patada...pero hubiera sido una muerte de violenta alegría. Nunca más me han invadido las alegrías violentas...)


Seguís hablando..bla bla bla...


(La gente cuando se emborracha se pone contenta. Te dice que te quiere, o que no te aguanta. Se pone a escupir verdades como palabras sueltas...Ojalá la gente se emborrachara sólo para decirse la verdad otro ratito.)


Hoy hace treintaycuatrogrados de calor en buenos aires. Lloramos en la clase de argentina. La humedad trae consigo la nostalgia...el sopor, el vaho, la apatía...
La humedad y yo no nos llevamos del todo bien, pero hemos aprendido a soportarnos. A veces le preparo el desayuno y todo.


A todo esto vos seguís hablando. Amo descuartizarte las palabras. Sacarlas del contexto. Hacerlas que bailen. Pensar en cuánto más vas a seguir con tu discurso. Miro afuera. Vuela un pájaro flaquísimo. Tomo un trago de cerveza.

Junto coraje y te lo digo:

-"Che, y si nos separamos?"-

miércoles, 28 de octubre de 2009

Todas las cosas dicen Mirta



Ataqué el dulce de batata que había en la heladera. Hace días que me venía mirando mal con su cuerpo dorado. No tuve otra opción que acuchillarlo.


Suena el portero eléctrico. Es Mirta que si tengo algo. Que los chicos. La hija. El sida.

Hoy no tengo nada. Mirta debe haber puesto una boutique y una juguetería con todas las cosas que se llevó de casa. Pienso maliciosamente.

Todas las cosas que no usamos susurran Mirta. Toda la ropa que nos quedó chica o no sabemos que está dice Mirta. Los cepillos de dientes dicen Mirta. Las sandalias, los discos, la comida. Todo tiene sabor a Mirta. Sabor de saber que a alguien le falta.


Vino el portero. El de carne y hueso. Diciendo que de casa salían destellos. Luces de colores. Cortocircuitos. Entra y no encontramos nada raro. Salimos al balcón. Los cortocircuitos se van en el aire, llenando el mundo de pelos erizados. Todo vibra. Todo se encrespa. Mi casa se vuelve azul.


Pasa una manifestación para el Congreso.

Ninguna manifestación hace el suficiente ruido para virar la mirada del mundo.


Llamo a Espe. Me cuenta del parcial de Impuestos.

Llamo a Nico. Me cuenta del accidente de su compañero de trabajo.


Busco evasión. Busco evadirme. Recorto palabras lindas en el diario. ¿Para qué? Me pregunto. Sumo palabras y palabras a un frasco transparente. Para ver las palabras, para tocarlas, para mirarlas todas encerradas ahicito, todas juntas. Que no se me peleen las palabras. Que se abracen...


Intento proyectar el taller de la noche. Hoy me he levantado sin ideas. Todas las ideas dicen Mirta. Necesito que me arranque un superhéroe de Buenos Aires, que me lleve volando como en una alfombra....


Se hace un silencio en la siesta. Pasa el amor a visitarme en forma de mensaje. Pasa el amor sentado atrás de un piano. Pasa el amor un poco entrado en años.


Junto las cosas que me van quedando. Lo poco que me queda dice Mirta.

martes, 27 de octubre de 2009

¡Abajo los quietos!


La gente se nos está quedando quieta. Les han quitado las piernas y las alas a todos. Ya nadie se molesta, ya nadie protesta. Ya todos entendieron que la utopía no abriga, ni educa, ni alimenta.
Ya todos entendieron que andar en la lucha no sirve para mucho.
Bendito triunfo de la dictadura, el de dejarnos sentados.
Nos hemos quedado quietos. Mirando cómo pasan los demás por al lado. LLevando una bandera que no nos dice nada.
Hoy éramos tan poco yendo a la legislatura. Con miles de motivos que suenan a anáfora.Un punto ínfimo y triste en la marea de gente. Una pobre estampida de pájaros azules, entre un sonido negro de asfalto y calefones.
Hoy éramos tan pocos andando por las calles. Llevando un desencanto de miles de colores. Hicimos lo planeado. Hicimos lo posible. Pero el mundo no oye. Pero el mundo no escucha...

lunes, 26 de octubre de 2009

Mañanitas


La alegría no es política decís preparando el pan, amasando la harina con el agua, mezclando los elementos...juntándolos a la masa uniforme y leudante que hacés cada mañana con la venida del sol.

La alegría no es política. La alegría no es una metodología de combate me decís junto al café que humea con ese olor que sólo sabe tener el café de madrugada...

Y la gente comienza el exilio diario de sus casas a sus trabajos. Comienza el éxodo de llevar sus hijos a la escuela durante todo todo el día.

Y vos amasás como desencantado con la vida. Metido adentro del vaivén de tus manos que van y vienen en una ternura indescriptible. Vas y venís como tus manos. Vas y venís como tus manos.

Abro el diario. Los uruguayos no llegaron a anular la ley de caducidad.

Vas y venís como tus manos. Una familia explotó junto a su casa en El palomar.

Vas y venís como tus manos. Un colectivo chocó violentamente anoche en San Cristóbal.

Vas y venís. Voy y vengo mirándote y llega la hora de salir y me voy.

La alegría se debe haber quedado dormida, le cuesta levantarse temprano en Buenos Aires, cada día le gusta menos trabajar.

sábado, 24 de octubre de 2009

Pido un deseo

Pido un deseo, o dos, o tres, pido un deseo a la noche con estrellas. Pido que existan las personas necesarias y que exista la ternura imprescindible.
Pido el diario todas las mañanas y el café cortado y fuerte para soportar el día.
Pido música en todos los rincones y colores brillantes en las casas.
Pido amor colgando en los balcones y pedazos de torta en las terrazas.
Pido jugar a la mancha en la oficina y resbalar con cáscara de banana.
Pido una buena película los martes en vez del noticiero que te espanta.
Pido alegría para los que andan cansados, y una penita también, que a veces calma.
Pido que me saluden los porteros con su ánimo feliz de madrugada.
Pido que no maltraten a los niños, ni a los grandes, ni a nadie, nunca, nada.
Pido que gane Mujica en Uruguay, y que revienten de risa ahí en la rambla.
Pido que vengas con un vino tinto, para charlar hasta que venga el alba.

Pido gancho si pierdo en la escondida, y me voy a soñar entre las plantas...

viernes, 23 de octubre de 2009

Dedos


Anoche soñé que no tenía dedos.
Tenía dedos sí, pero hasta la mitad. Dedos cortitos como muñoncitos delicados, diminutos.
Toda mi vida en el sueño era buscar mis dedos que había perdido.
Iba con un amigo de concordia en un cuatro ese blanco buscando mis dedos.
Había un encuentro de candombe en la plaza del barrio.
Todos tocaban los tambores menos yo, porque no tenía dedos. Y no tenía tiempo además, totalmente inmiscuida en la búsqueda de ellos.
En las calles, las publicidades reproducían rostros de amigos. Y yo decía desde cuándo tal o cual es modelo. Nadie me contestaba. El mundo era sólo tambores y cielos atardecidos.
En el medio de la plaza una carpa blanca repartía comida árabe. Desde el auto vi a mi mamá comiendo un shawarma con un saquito de crochet. Yo le gritaba detrás de la ventanilla pero no me escuchaba. No tener dedos era como no tener voz en ese encuentro donde todo era sonido de dedos y dedos sobre el cuero.
Estaba atrapada en mi constante desconsuelo. En mi mutilación estancada.
Después encontré mis dedos, los que había perdido hace años todavía con sangre. Quise incrustrármelos en los muñones al mejor estilo César Aira, pero nada.
Mi amigo del auto me dice que ya no sirven. Que si no están podridos esos dedos mis muñones sí estarán podridos. Que tendría que haberme acostumbrado a la ausencia.
Me desperté buscando la sangre en la almohada. Camino al profesorado estuve todo el tiempo mirándome las manos. Una vez en un accidente de violentas puertas se me salió la punta de un dedo, me quedó abierta como una tapa, como un arma super secreta de inspector gadget.
No sé qué obsesión tengo con los dedos.
No quiero seguir soñando con ellos.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Invitación a la ternura


Cuncún forma parte de los recuerdos de nosotros, eso es seguro.
Nadie que creció en los noventa en Concordia puede evadirse de este personaje desdentado, regordete y querible que andaba y anda las calles de Concordia a todas las horas posibles.
Cuncún era un mensajero del amor. Lo es todavía. Se paraba en el medio de la peatonal a robarle besos a las chicas que pasaban. Un beso nomás, tranqui, en la mejilla...
Quien no esquivó un beso cunqueano no es parte de la memoria colectiva...
Es que Cuncún es uno de esos envíados inocentes al gusanerío del mundo. Uno de esos puro corazón y leve retraso que el sistema mantiene en la calle a la buena del sistema...
Es uno de esos "enmascarados del amor" de los que habla Juan Gelman, ésos que atacan en la calle y besan contra todo, contra todos quizás, esperando que alguna vez alguien, alguno, empuñe su ternura, empiece a fusilar...
¿Y qué hay de malo en ser un poco más cuncún y un poco menos uno?¿Y si salimos a besar y a abrazar por las veredas cómo reaccionarán los otros? ¿Será diferente de parte de nosotros que tenemos todos los dientes y que no hacemos del amor una demostración urbana?
¿Qué pasa que la gente se nos puso tan seria? ¿Tan hosca de mirada? ¿tan paranoica?
¿Hasta cuando seguiremos dejando de tocarnos sólo para creer que así estamos seguros?

domingo, 18 de octubre de 2009

Sumando pedacitos


Nosotros solos no somos nada. Nosotros sumamos pedacitos. Andamos andando en el intento. Nosotros casi nunca llegamos, pero vamos. Y en ese andar nos conocemos. Sé qué te gusta desayunar a la mañana. Sé a qué lugares volvés de vez en cuando. Sé el nombre de tu abuela que murió hace años y que te gusta la leche sola helada y con cubitos.
Nosotros. Vos. Solo no sos nada. Somos algo en el andar. En el juntar mano a la mano, cuerpo al cuerpo, voz a la voz. Yo, sin tu palabra no soy nadie.
Andamos porque nos gustan los colores, los gestos de la linda compañía, la necesidad de la tristeza ajena. Andamos porque ando suena feo. Suena a reloj que se quedó parado. A ola que rompió y quedó en la orilla.
Vivimos en plural. Somos sustantivo colectivo. Humanidad que no soporta la distancia. Almada que se pudre en soledad. Que se llena de gusanos y de hastío.
Nosotros sumamos pedacitos.
Para rehacer el mundo sumamos pedacitos.
Tu cuadro en la frazada es lo que miro. Lo que sentís cuando ves la golondrina. Adonde vas cuando olés un poco de romero. Y lo que te recorre cuando escuchás a Silvio.
Solos no somos nadie. Nadie somos metidos para adentro. Mentira que nos encontramos a nosotros mismos. Nos gustan siempre a todos las sumas de miradas. Los proyectos de a muchos. La cama compartida. Una vida Bristol repleta de personas.
Es que es una obviedad que andar de a uno es cosa de otro mundo. Nosotros desde antes de nacer ya nos compartimos.
Somos dupla desde la panza. Somos familia. Somos andares pegoteados con mermelada de naranja.
Solos ni siquiera decimos buen día...por eso nosotros no restamos nunca.
Y la vida será siempre una suma interminable...
"Vivimos de morirnos. Vivimos de entregarnos.
Vivimos de ser otros, cambiando, entusiasmados." Gabriel Celaya

sábado, 17 de octubre de 2009

Pequeña esperanza


Por las dudas, lo dibujamos en la pared de la cocina de casa, mirá si un día nos olvidamos!!!!

jueves, 15 de octubre de 2009

Mi amigo Chulet y los ovnis


A mí y a Chulet nos han pasado muchas cosas juntos.
Éramos de andar y andar las calles de Concordia buscando historias y a veces encontrábamos algunas.
Eran las épocas de esplendor de la Tururú Tinto Band y de las ferias de fanzines en el mirador arenitas blancas. Eran los múltiples festivales en las distintas plazas y en las escuelas. Los recitales de heavy metal en el anfiteatro de San Carlos. El crazy pub, Octubre, y el club 759.
El "paraíso deforme" ya había comenzado como taller ambulante en la estación de trenes y ya habíamos pedido un espacio en el archivo municipal de Pezarini firmando con cualquier nombre menos con el nuestro...
Ésas eran las épocas en que nos conocimos con Chulet. Nos presentó un amigo en común que desde hace años el tiempo acerca y aleja como le da la gana.
Pero quiero contar especialmente una noche en que vimos ovnis juntos. Digan lo que digan, lo crean o no, es una historia verdadera, tan tan real como las torturas anteriores que sufrimos en manos del Gato Bardo.
¿Quién no se acuerda del Gato Bardo? Todavía anda por las calles concordienses pero ya no es el mismo gato ni el mismo bardo de siempre...(una vez en una cita a ciegas con una amiga el candidato era el gato bardo!!!! pero esa es otra historia que contaré en otro momento)
Ese día había una especie de festival en la Plaza Zorraquín. Con fanzines, tambores, una obra de teatro,murga y algunas comidas...Nos habían pedido que vayamos a sacar fotos del evento, y ahí estábamos. Cámara en mano, con una máquina buena buena, no digital (todavía no existían), retratando lo que veíamos. En eso, el Gato Bardo nos quita la cámara enojadísimo, sin motivo alguno y amenaza con arrojarla lejísimos.
Nosotros saltando abajo como dos perritos pekineses que el amo les acerca y les aleja el pedazo de carne...Es que la situación era así. El Gato Bardo agitando la cámara con sus dos metros y pico de altura y nosotros dos saltando abajo intentando capturarla y muertos de bronca como dos chicos chiquitos...Por suerte, del lado bueno también había un superhéroe de dos metros y pico, que apenas vio el cuadro se puso el traje y vino a socorrernos. Era Tucán Ramírez de la TTB, altísimo y forzudo y buenísimo para salvar a la humanidad. Le quitó el objeto al Gato Bardo, y nos mandó en remisse...sí! Nos puso en un remisse a mí y a chulet como si tuviéramos cinco años, y a todos los tambores del festival para que los lleváramos de vuelta al teatro...Fue un grande Tucán, si Gb hubiera arrojado esa cámara al vacío jamás nos hubiera dado el cuero para arreglarla...
Pero la historia continúa, llevamos los tambores al teatrito, compramos unos jugos, jugos!!! Porque de alcohol esa noche no queríamos saber nada y nos fuimoa a mirar la noche a la pasarela del ferrocarril. Cuando llegamos, un oficial de gendarmería nos dice:-"Elijan su vagón gurise"- Parece que había una especie de telo de vagones que regenteaba el gendarme. Nos dio risa. Pero le dijimos que sólo íbamos a sentarnos un rato en la pasarela a tomar un jugo...el que se rió fue él esta vez. ¿Quién va una noche tarde tarde en el verano a mirar las estrellas y a tomar un jugo? Nosotros. Pero bueno... Nos sentamos en un escalón y empezamos a ver luces de distintos colores. Luces que se movían y se quedaban quietas. Después hacían unas extrañas vueltas que no eran normales. Creo que estábamos tomando jugo alucinógeno! Un Pindapoy concordiense con lsd, no sé. Las luces se hacían grandes y pequeñas. Bailaban. Hacían un intento de lambada aérea que sin duda habían aprendido viajando.No tenían explicación alguna...Eran ovnis. Eran ovnis, que habían venido a visitarnos, a bañarse en el río, a llenarse de río...!!!
Nos empezó a dar un poco de miedo. ¿Y si baja el marciano y nos lleva? ¿Y si se mete adentro nuestro y domina nuestra mente y nos hace asesinar a la gente de la ciudad? ¿Y si se enamora de nosotros y nos obliga a viajar con él a la galaxia de los carnívoros marcianos dementes?
Estábamos especulando todas esas cosas cuando las luces se fueron. El gerente gendarme del telo ferrocarril roncaba al lado de los rieles. De los vagones salían risas lascivas que se habían perdido los ovnis sobre Concordia. Aullaba un perro, bajito, pá no despertar a los durmientes.
Volvimos caminando, en silencio.
Siempre recordamos esa avistaje de ovnis.
En dónde andarás, chulet! Siempre estás viajando. ¿Nos vemos en el verano? Te quiero mucho.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Aniversarios


No es que les preste especial atención a los aniversarios...sobre todo si son aniversarios tristes...pero los catorces de octubres nunca estoy pum para arriba...van pasando los años...uno aprende a convivir con la memoria, a tomar mates con ella, a comer sanguchitos y a acostumbrarse a la ausencia...Es así, uno debe inevitablemente acostumbrarse a la ausencia. Se vive perdiendo cosas, y esas cosas toman formas nuevas y a veces esas nuevas formas pueden volverse hermosas. Eso es parte de la vida. Aprender a reciclar. Lo que antes podíamos tocar o escuchar, ahora tan sólo lo podemos recordar...

No es que les preste especial atención a los aniversarios...es que hoy encima llueve en Buenos Aires, y estoy intentando programar el taller de monstruos de esta noche y se me tiran encima los recuerdos. Se tiran con violencia sobre mí, me voltean el mate sobre la mesa, se declaran más vivos que nunca.

Les digo que se queden quietos por lo menos, que me dejen trabajar, que ya tendremos tiempo para conversar. Tenemos toda la vida para conversar.

Pienso una consigna para esta noche, y las gotas se acumulan en la cocina y las palomas avanzan tan lento sobre sarandí...El mundo parece haberse estancado, se ha quedado quieto.

Chifla la pava, suena la vocecita de Mateo, y pienso, nueve años sin Ger, nueve años ya sin Ger, mi amigo que siempre se reía...el hombre que tenía más cosquillas en la tierra...qué raras son las manifestaciones de la pérdida, qué triste puede ser la primavera cuando alguien sigue faltando...por suerte, dice Galeano, quien nombra llama, y nadie se va del todo mientras exista la palabra que llamando, llameando, lo trae.

martes, 13 de octubre de 2009

Otra vez el mar












Tomé cuatro colectivos y un barco para llegar al mar el fin de semana. Remontamos agua dulce y agua salada y vientos y soles y llegamos a la playa. Es tan lindo ir a la playa lejos de la temporada. Caminar por la arena sin nadie, llena de pájaros y de caracoles y de sonido de olas que rompen contra las piedras. Se siente tan distante el mundo diario cuando uno se escapa unos días a llenarse de viento y de soledades...Se siente tan vivo el universo en uno cuando te salpica la ola que rompe en la orilla...Y el agua tan helada no te importa, no te importa el frío, no te importa el catarro o la neumonía o la tos áspera...ese lugar te abraza con su horizonte azul y no te deja recordar la avenida gris llena de polvo, los autos, los remedios, la televisión por cable.

El mar te saluda y estás sólo. Sabés que te saluda a vos y a nadie más, porque no hay nadie más en el mundo que vos y el mar. Vos y la gaviota. Vos y el faro blanco y rojo, la nube blanca, los huesos del pez muerto, la espuma como un trago de café...


Tomamos cuatro colectivos y un barco. Esperamos largo rato en la terminal Tres cruces con la gente que iba y venía, andaba, quedaba...Gente que se arremolinaba en el mac donalds por nada. Un hombre deforme con sólo media cara. Un llanto. Una queja. Una terrible somnolencia...

Hicimos transbordo, ayuno, prueba de insomnio, corridas, transportamos bolsos pesadísimos de abrigo, de yerba, de libros...sólo para ver el mar. Sólo para dejarnos llevar por el mar, por el arrullo, el vaivén incesante de las olas.


Vamos y venimos, como las olas, por eso las amamos tanto, porque rompemos y volvemos a nacer, nos estrellamos en la orilla para volver al agua salada y ser parte de la inmensidad.

Un fin de semana en el mar.

Necesidad impostergable.

A los que tenemos alma escamada y tráqueas, nos ahoga la vida de la gran ciudad...no nos deja respirar...
"Soliloquio en las olas" Pablo Neruda
Sí, pero aquí estoy solo.
Se levanta
una ola,
tal vez dice su nombre, no comprendo,
murmura, arrastra el peso
de espuma y movimiento
y se retira. A quién
preguntaré lo que me dijo?
A quién entre las olas
podré nombrar?
Y espero...



























jueves, 8 de octubre de 2009

Los viajeros


De vez en cuando uno tiene el placer de encontrar un libro viajero. Los libros viajeros son aquellos que uno no puede conservar después de que termina de leerlos. Son aquellos que uno mientras los lee, ya piensa en a quién se los va a dar. Son libros condenados al viaje. A distintas casas, parques, trenes, plazas, brazos, ojos. No soportan la quietud ni la comodidad de las bibliotecas. Son hojas impresas de poligamia, que no soportan la fidelidad a un sólo lector. Son los que se vuelven necesarios y por lo tanto uno no puede soportar que el mundo entero no los conozca.
Hay libros viajeros por excelencia. Como "El libro de los abrazos" de Galeano, quien lo lee por primera vez lo regala por lo menos dos veces. O "Espantapájaros" de Girondo. No conozco a nadie que lo conserve. Sostengo la teoría y estoy segura de que todas las ediciones de todos los espantapájaros se escapan volando. Debe haber un país de los espantapájaros escapados en donde viven y bailan y conversan de esta tierra nuestra todas esas pilas de hojas imprescindibles. Tiene casi un siglo de vida ese país, y no tuvo todavía ninguna dictadura...
Un libro que no consigo que se quede en casa es "Crónicas intergalácticas" Una especie de manifiesto zapatista con unos textos maravillosos del subcomandante Marcos. Ese libro me escapa, no hay manera de que se quede unos días aunque sea. Cada vez que regresa, ya se está yendo de nuevo...o el de Pescetti "El ciudadano de mis zapatos", que siempre se va caminando, se muda de países, y de estaciones. O "Palabras" de Prévert, que ni bien se va llega en una forma nueva. O "Carta abierta a Buenos Aires violento" de Gudiño Kieffer, que nunca es nuevo, siempre llega en formato recontrausado y comprado a $3 en "Brujas" y no conozco alguno con otro arte de tapa.
Hay muchos libros viajeros. Libros que nacieron para moverse. Para ser parte de todos y no de uno. Para fundirse con el mundo porque están hechos de mundo y no de palabras que entienden unos pocos...
Y tuve la suerte de encontrar hace poco un nuevo libro andante. "Una cuadra" de Márgara Averbach. Esta pequeña novela es una oda a la memoria. Es un pequeño libro que reinvindica las acciones y los héroes colectivos. De esos libros que te dejan con ganas de cambiar la vida. Porque te cuentan que es posible mirar el mundo desde distintas perspectivas sin que deje de ser el mismo mundo.
Ya al principio, Averbach dice en la dedicatoria:" Yo no sé vivir sin el rumor de los otros a mi alrededor. Jamás supe estar sola". Sería maravilloso tomar las palabras de la autora como compromiso. Que nadie pueda estar, vivir, existir sin que existan los otros, sin que nos arrulle la voz de los otros, que le cantan a la tierra, tanto como nosotros.

Y bueno, "Una cuadra" se va a andar andando...bienvenido al viaje.

martes, 6 de octubre de 2009

Caminos



Nicolás me contó que si hay algo que lo une, o que une cada pedacito de su vida es el colectivo 134. Me dice que en caso de morirse, él quiere que tiren sus cenizas en los asientos del 134. Que toda la eternidad sus restos deambulen de Devoto a Dock Sud, de Dock Sud a Devoto, de Devoto a Dock sud...

Yo no tengo ninguna línea urbana que me una. En todo caso, tengo una de larga distancia. Si llego a morirme, que tiren mis cenizas en el tata rápido y que mis cenizas deambulen eternamente de Buenos Aires a Concordia, de Concordia a Buenos Aires...

Es así. Al final, es más importante ese camino que nos acerca que los puntos separados. Andamos siempre en tránsito. La nostalgia te marca el regreso y ahí volvés. La esperanza te marca el viaje y ahí te vas.

Ojalá tirásemos todos nuestras cenizas al aire. Para que vuelen solas. Para que hagan nuevos caminos indescifrables. Caminos llenos de dudas y de reencuentros lejanos.

Ojalá tirásemos todos nuestros resabios en líneas urbanas que jamás subimos. En colectivos de larga distancia que nunca fueron nuestros.

Para seguir descubriendo más allá de la vida. Para que me descubras más allá de mi muerte.


sábado, 3 de octubre de 2009

Palabras para La Negra

No sé, negra, si te estarás yendo o estarás llegando. No sé si te quedarás un poco más acá en la tierra con tu voz de huracán o de margarita.
Es que no sé, negra. Los diarios hablan de tu salud al lado de las últimas muertes y los últimos asaltos. El pronóstico del clima. La agenda del sábado...pero tu persona es tan gigante. Tan tan gigante que se merece toda la distribución del día y de las horas.
Mujer enorme. Mujer de enorme corazón y enorme silueta. Giganta acostumbrada a dar. A dar siempre sin recibir a cambio. Mujer vibrante. Mujer pradera. Mujer Tucumán. Mujer canción...
No sé, negra. La noche se va poniendo húmeda y silenciosa. La gente se prepara para salir. Para comer. Para tomar un vino escuchando por ejemplo bossa nova y revolviendo la olla con rico olor. Y vos, en un sanatorio de Buenos Aires gris, y vos, mujer inmensa, mujer inabarcable, ojalá esperes un ratito más para dejarnos tan solos.

jueves, 1 de octubre de 2009

Gesto



YO ADHIERO A LA POSTURA DE TERNURA.
Y NO VENGAN A DECIRME QUE UN GESTO NO CAMBIARÁ EL SISTEMA.
LO PEQUEÑO PUEDE SER INFINITAMENTE MÁS GRANDE QUE LO GRANDE.