lunes, 7 de noviembre de 2011

Verano


Sentís en el aire el sabor al verano.
Así, en Buenos Aires, entre las oficinas, entre las calles, entre las bocinas, se cuela la enorme presencia del verano...
Llega a tu balcón, corta las naranjas, esparce la mágica brisita en tu boca y sabés que es la infinita ternura del verano la que llega. Desnuda, desnuda desnudísima estación hermosa llena de agua.

No te hace falta ni cerrar los ojos para llegar al río.
Y ahí estás...
vas caminando por el pasaje discépolo pero tenés los pies en el agua...los pies metiditos en el Uruguay, llenos de peces...tus pies se llenan de besos de peces tus pies se llenan de vientos de peces de piedras de río...
Sentís
en el aire
el sabor
del verano.
La música del verano con chicharra y grillo. La quietud del verano con su lucecita. El ínfimo ruidito del bicho de luz. La vaporosa noche de estrella poquita.
Y ponés un disco de Cabrera. Y salís al balcón
y desde el balcón
enclavado en pleno barrio de Monserrat ves pasar el río Uruguay todo gigante
y no hay paisaje en el mundo que te haga más feliz que ése.
Y no hay paisaje en el mundo más tuyo ni más lejano.

domingo, 24 de julio de 2011

Extrañuras (Para el zurdo, todo el cariño del mundo)




"no quiero otra noticia sino vos" (Juan Gelman)


Las extrañuras se levantan con vos cada mañana. Todos las perciben. Ese enjambre, esa jauría de nostalgia que te recubre la piel no se ve en todas las personas.
El portero te grita cada mañana,
que ya barrió,
que no es cuestión de andar ensuciando de nuevo la vereda con
tamaña tonalidad de grises...
y vos que perdón, y vos que lo siento, rogelio...y juntás las extrañuras y te las amontonás en los bolsillos junto con los billetes y los boletos viejos y seguís andando...
y cuando vas a tomar el transporte para el trabajo, las extrañuras se te salen del tapado y cubren el cielo del colectivo y vos perdón de nuevo, todas las disculpas y saltás sobre la gente tratando de atrapar esas sensaciones volantes y la gente intenta devolverte las extrañuras,
porque nadie quiere quedarse con una extrañura ajena,
pero las locas saltan felices,
felices de estar tan adentro de un corazón como el tuyo que siempre tuvo lugar para tantas cosas....y cuando lográs acomodarlas más o menos, cada una en su sitio, tenés que bajar y ahicito, en córdoba y callao, las tipas se te salen de las manos y cruzan sin mirar y pican a cualquiera...
y vos hacés lo posible por ordenar el tránsito, por devolverlas a tu alma que anda tan huérfana sin sus extrañuras, pero se te hace tan difícil, se te hace tan complicado ponerle orden a tu vida, se te hace tan trabajoso convivir con ellas... Que no les gusta el desayuno, te dicen, que no soportan la poesía, que hagamos algo divertido, que salgamos a bailar por ahí...
no podés.
No podés andar andando con las extrañuras.
Aunque te recuerden que existe el amor.
Aunque te recuerden que no es para siempre la distancia.
Aunque te cuenten chistes que no olvidás.
Aunque te traigan lindos sueños a la noche.
Es díficil.
Los murmullos de las extrañuras a la madrugada a veces te dan miedo. El punzadito de las extrañuras en el pecho te hace pensar en un infarto. Las ronchas que te dejan en las piernas ya las trataste con un dermatólogo...
... Pero no hay nada que hacer, mujer, gurisa, muchacha, el amor cuando vale la pena es así, lleno de molestias necesarias, lleno de razones para vivir.
(Y no hay con qué darle. El loco insiste en el porvenir.)

sábado, 19 de marzo de 2011

Un corazón en el medio


Decime vos, si un instante no puede contra la tristeza.
Si un recuerdo no se afianza cual bicho a la esperanza pa decirte que andes, que sigas andando, que en la vida nada es grande, todo es pequeño y delicado, todo es frágil, y debe cuidarse y debe quererse...
Decime vos, si me estoy equivocando, si la felicidad no es más que una sumatoria de momentos que no se olvidan, que no pueden olvidarse, que no quieren olvidarse...
Decime, si no era verdad cuando decíamos que la vida no es tan importante como el recuerdo de la vida, lo que uno piensa de ella, lo que uno hace de ella para cambiarla.
Decime.
Prepará el mate amargo, vamos al balcón y decime.
Decime vos, que sabés algunas cosas, si un instante pasado no puede contra la tristeza presente. Si un instante de memoria tiene esa fuerza, esa magia furiosa en su cuerpo de aire....
Si un recuerdo chiquito no se prende, como un niño malcriado, a las piernas de la esperanza, pa decirte que andes, que sigas, que en la vida nada es grande ni ilustre ni intocable.
Todo es pequeño.
Todo es frágil.
Todo es delicado.
Todo tiene un corazón en el medio.