Yo te digo, mi amor
aunque te emborrachés a diario
y putees contra el clima.
Vos creé en la poesía.
Aunque manejes muy rápido
la bicicleta
y putees contra el tránsito amujerado.
Vos creé en la poesía.
Aunque te pelees en los bares
y pidas rebaja en la cerveza
y lastimes a unos cuantos cada vez que hablás.
Y odies la vida como está.
Vos creé en la poesía.
Porque cuando todo explota.
Ella te salva.
Cuanda nada amaina y lo triste perdura
terco e hiriente
ella te salva.
Ella puede. Ella sí que puede
contra la muerte y la pena
la intolerancia,y la impaciencia
la violencia,y la desesperación.
Ella insiste
en el porvenir.
Ella sí que puede.
Siempre te alcanza el vaso de agua cuando la tos
no te deja dormir.
El té con canela
cuando el desarraigo no te deja descansar.
La toalla
cuando salís de bañarte
el fósforo
cuando vas a fumar.
Yo te digo, mi amor,
aunque te pesen todas las cosas del mundo,
como a mí,
y aunque te pese el mundo.
Vos seguí creyendo en la poesía.
En ella vive, la linda, la posible, la hermosa
la revolución.
La revolución... Sí, és eso!
ResponderEliminarCreo en la poesia. Creo en vos.
Siga escibindo. Te escucho desde acá.
q lindosss!!!
ResponderEliminarTE AMO
ResponderEliminarcierto ce... es la poesía la que nos salvará, la rea, la que duele y la que ama... nuestra revolución.
ResponderEliminar"Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
...
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
...
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
(Gabriel Celaya)