sábado, 19 de junio de 2010

Injusticias


"El problema, señor, sigue siendo sembrar
amor" (Silvio Rodriguez)

Esta es la calle donde vivo. La calle sarandí. Sobre esta calle, mi calle, hay un hombre que duerme con un perro negro.
El perro tiene un collar rojo y siempre está contento.
A la noche se hace un ovillito oscuro arremolinado entre las frazadas.
El hombre tiene cara de enojado y de triste y una melena enorme de rulos. A la noche, se hace un ovillito oscuro entre las frazadas.
Pero no creas que el mundo le da alguna importancia a estas pequeñeces.
¿Te digo cómo son las noches en Buenos Aires?
Un montón de orugas en las calles frías.
Hombres y mujeres envueltos en mantas a cuadros o lisas o rayadas. Totalmente cubiertos.
Cadáveres. Cuerpos sin rostro que el viento golpea y la lluvia abraza.
Orugas. Orugas que no despertarán a la mañana en una linda casa.
Orugas que descansan desde tempranito para zafar de la ciudad o de la vida...
Pero, hablando de otras cosas y de las mismas cosas, muchas veces ceno sola.
Vos también, seguro, en Villa Crespo cenarás solo.
Si al menos uniéramos nuestras soledades todo sería mucho más justo.
Es tan sencillo solucionar lo complicado.
Pero ya ves. La injusticia se encarga hasta del más mínimo asunto.
Le han dado la medalla de empleada del mes.
Le han aumentado el sueldo.
Y ¿quién va a pararla así? ¿Quién la para así?
¿Qué le va a importar un corazón como el tuyo?
¿Qué le va a importar un corazón como el mío?
Se ha comprado, la muy nerviosa, un escobillón que barre toda la esperanza.
Y bien limpita anda la ciudad últimamente.
La injusticia es una workaddict, o algo así, le dicen ahora.
Que haga un test en la revista cosmo a ver qué le sale.
Es una lástima.
Que no gaste su energía en otra cosa.
Pero volviendo al tema, a veces, los caramelos se derriten en el frasco.
Se hacen una bola pringosa, pegotosa, colorinche, intocable.
Se vuelven un uno indestructible porque nadie los come.
Ojalá estuvieran en donde alguien los comiera,
y se llenara de dulce alguna carita sucia,
pero, como te dije,
la injusticia se encarga hasta del más mínimo asunto.
Odio la bola pegajosa de caramelos que nadie quiso.
Odio saber que alguien en algún otro sitio los hubiera amado.
Odio saber que estás comiendo solo y que yo como sola.
Odio saber que podríamos estar juntos y no estamos.
Odio ese perro negro contento y su dueño triste.
Odio tener una cama de más, un cuarto cerrado.
Odio que se tenga lo que no se necesite.
Pero no creas, mi amor, que el mundo le da alguna importancia a estas pequeñeces.
El mundo anda mirando los partidos de fútbol por la tele.
Y mejor no hagas ruido,
porque se enoja.

8 comentarios:

  1. gracias por volver ce...
    solo que hoy vengo, apronto el mate, te leo y me voy callado pateando piedritas calle abajo.
    pero estuve, eh?...
    y me llevo mucha cosa, cómo no...

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  2. Hey amiga acá andaba, pasando a dejarte un mje abrazador, y me encuentro con esta tristeza que viene...Así que te dejo un cariño gigante, que no cabe en un blog...Y estas palabras de Girondo, que si bien son tristes a mi cuando tristaba me hacían bien, no se:

    "Noches en las que desearíamos que nos pasaran la mano por el lomo, y en las que súbitamente se comprende que no hay ternura comparable a a de acariciar algo que duerme"

    Ya vas a dejar de comer sola y vas a andar amorándote por todos los rincones, loca de vino, vas a ver Concordia, vas a ver...Ahí va a llegar el amor cantando por todo lo que vuela, como diría el Juan...

    Te quiero¡¡¡

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  3. Ay, Ce! Siempre me dejas sin palabras: todavía recuerdo los posteos sobre el mangangá y sobre el monstruo de la historia de miedo que acaba tomándose unos mates con los cuentistas...
    Pero hoy... hoy sí que no tengo palabras...
    No nos conocemos, pero yo siempre te leo y guardo tus textos como lentejuelas luminosas cosidas a mi memoria...
    Sin palabras...
    Un abrazo.

    María, que te lee siempre desde Madrid.

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  4. despues que leí. me quedó un nudo en la garganta. pero, me gustó, me gustó mucho.
    besos!

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  5. Hola CE,resucitaste...se extraño tu ausencia,quizas no puedas estar siempre pero este vicio de leerte no disminuye.

    Me alegra mucho mucho que estes, y esas descargas tuyas que te hacen pensar.
    Son de diez,aunque la tristeza no sea buena compañera te hace valorar cuando llega la alegria,como el amanecer que deja atras una noche oscura.
    Te mando un gran gran abrazo

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  6. "Pos m'hija, ¿quién le ha dicho a usté que la vida era justa?" Eso remataba mi abuela chilena, sin siquiera levantar la vista de su tejido, luego de mis indignadas exposiciones de repetidas injusticias. Eso decía mi abuela... Y casi con sorna, debo decir.

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  7. La verdad no creo en las casualidades sino en las causalidades,tenes una sensibilidad para escribir y a la vez una fortaleza barbara lo haces con el corazon.
    Recuerdo tu rostro cuando amigos en comun me trataban de charlatan,sonrojaste pero mas sonroje yo porque la quimica habla con razon,el mas gande sabe que te vi con admiracion,ya que la vida al parecer te forjo con desicion y aprendiste,es lo que con humiladad nota nadie!!!y quiere ser tu amigo aunque el bus pase una y otra vez, vale la pena la dulce espera gracias te felicito

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anduvieron conmigo