Yo te dije
a la casa rodante le podemos
poner alas y plumas.
Le podemos
poner un dispenser
de chocolate en rama
un expendedor de latas
de cerveza.
Le podemos pintar
de verde las ventanas
me gusta el verde
me gustan las ventanas.
Nos puede comandar una
golondrina
ellas saben más de las partidas
de los partires
de las despedidas.
A la casa rodante
le podemos poner nombre
Como el Dragón de Cortázar
la nuestra puede llamarse Ana
es un lindo nombre para una casa
moviente, móvil, mutante.
Yo te dije
las ruedas se inflan en contacto con el agua
flota
vuela
anda
se sumerge.
Nuestra pequeña casa andante.
La vamos a llenar de perros y de peces
de flores y de pastos
de piedras y de ríos.
De mañanitas juntos.
De nochecitas tibias.
Le escribimos afuera
un poema
brevísimo. Bonito.
Para que lo lean los que no creen
en lo que no pueden ver.
Los que no confían todavía.
Los que no abrazan ni besan.
Para que lo lean
cuando nos vayamos.
Viajantes del aire.
En la inmensidad del porvenir.
En la seguridad
del desconcierto.