domingo, 28 de febrero de 2010

Andando (para mi hermana, Inés)

"Llevame a pasear con vos, dame un poco de tu amor, llevame a algún lado..." (Lisandro Aristimuño)

A veces nos reímos de andar tanto.
El fin de semana estuvimos en Belgrano, en Almagro, en Congreso, en Palermo, en Morón, en La Boca, en Microcentro, y en algunos barrios más.
No es cuestión de tener alas. Tenemos tren, colectivo, subte y tenemos piernas. Sí. Tenemos de todo, pero fundamentalmente tenemos ganas.
Hay gente con ganas de pájaro. Qué se le va a hacer. Merienda en el café monserrat, centro cultural matienzo, la oficina Retro frente al Gaumont, la cena con los directores de cine, la cerveza en la 9 de julio, el Sick Club. Los sandwiches en Como en Casa, los mates sobre Nicaragua, los abrazos en placita serrano con un amigo desaparecido, el General Sarmiento, la plaza San Martín, las pastas en La Boca...
El parque Lezama. El 168. El 151. El 39 rojo. El 150. El 12. La línea A. La línea D. Taxis...
Un cachamai sobre Combate de los pozos. Un encuentro inesperado. Una alegria. Dos alegrías. Contando...
Este otoño viene con ánimo de verano.
El mundo se viene a pique como loco pero...
Un borracho baila en los andenes, y otro nos saca una porción de pizza con la mejor sonrisa del universo.
El colectivo de los turistas pasa a toda velocidad por Corrientes. Un café con leche sobre Talcahuano...
Una película mala de animación. Un amigo en el kiosco de revistas. Una visita al supermercado.
A veces nos reímos de andar tanto. Pensamos que tenemos ruedas y no pies. Corazón de pájaro como la parodi. Corazón de carro comiendo mandarinas por las calles de concordia. Corazón de bicicleta por la costanera. De moto con el juanchi bajo cero. De colectivo de Otto a toda velocidad hasta retiro. De globo aerostático hasta el himalaya...
Es que yo quiero. Yo quiero andar siempre. Que nadie me quite mi nómade esperanza. Que nadie me quite la curiosidad. Que nadie me detenga,ni de un abrazo, ni de un beso, ni de un balazo.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Los ojos de Chico Buarque (post cholulo)



Es que De imaginar que esos ojos encima andan cerca del mar ya no me importa más nada...

martes, 23 de febrero de 2010

Algo vamos a inventar

Algo vamos a inventar si el mundo deja de valer la pena.

Hoy, por ejemplo, después de días de llover en Buenos Aires, salió el sol.

El balcón está con sol. Soleadito. Confuso. Bonito, tan bonito.

El mate está rico. Una hierba picada lo hace más rico todavía.

Escucho a Georgina Hassan cantando una canción que se llama algo así como Sunu M Baye. Linda tan linda la canción...

El llamavientos se mueve despacito, de a ratos imagino que lo que veo a través de la ventana es el mar espeso y azul. Desaparecen los edificios. Las gentes. Y sólo me cubro del azul.



Pero...como te dije...algo vamos a inventar si el mundo deja de valer la pena.



Hoy, por ejemplo, en pleno almuerzo, explotó el vidrio del horno. Lluvia de esquirlas celestes. Me dio miedo. Pero enseguida, vi el sol. El sol que venía estando desaparecido hoy dijo Buenos días. Y se sacó el sombrero.

Y la radio que sigue informando de las muertes y los asesinatos, pero ahora escucho la voz de George Brassens que se mezcla al sahumerio y al viento. La voz de Brassens que me hace bailar...

Y entonces te leo "vamos a hacer una mañana alta como una ventana/ los compañeros se asomarán/ verán los cielos no nacidos donde colgaban astros para vidas más bellas"...

Perdé cuidado Juan, cuando la vida no valga la pena, una mucho mejor vamos a inventar.



viernes, 19 de febrero de 2010

El ajo


"La vida sin ajo no es vida" (Narda Lepes)
Cada vez me gusta más el ajo.
Tengo que escribirle una oda. Una oda maravillosa al ajo.

(Seguro Neruda ya la hizo...)

Es que...he descubierto que ya no me molesta para nada que me quede el olor en las manos por horas después de cortarlo...me gusta. Me estoy enamorando del ajo...
llegar anoche y salir del ascensor en el octavo y oler el ajo con tomate y con albahaca que salía de mi casa me dio alegría.
Alegría...
El ajo me suena a casa viva. A casa con humo, con mujer vieja, o mujer gorda, o mujer nomás, o a un hombre viejo, o gordo u hombre nomás con cuchara de madera y a salsa espesa. A pizza casera. A provenzal ternura.
El ajo me gusta como el vino. No son ni el ajo ni el vino, son el hábitat, el ambiente, el ecosistema que los circunda. La cocina sucia de cosas cortadas, de condimentos, la música sonando, la música en portugués sonando, o un candombe despacito de Mateo, un sahumerio de sándalo, una ventana abierta que deja entrar un poco de viento y las estrellas.
El ajo no es el ajo.
Es un amigo llenándose de magia.
Es una charla que se estira por horas.
Una canción que no nos cansamos de escuchar.
Un olvido del hastío y de la ciudad.




El ajo.

martes, 16 de febrero de 2010

Hola Buenos Aires


Hola mujer,
volví, no necesitabas extrañarme tanto, sabés que cuando me vaya del todo, aunque sea alguna excusa te voy a dar.
Volví
y me recibieron todas tus humedades. Tus nubes de vapor acalorado y tus tormentas. Tus cielos rosados y rojos mezclados con el negro de las fábricas y de los autos.
Volví
y segundos más tarde ya estaba sentada en algún bar de la Plaza Congreso tomando una cerveza y mirando las cosas que se vuelan en la noche.
Volví, Buenos Aires...
El chino Hugo tuvo otra hija y la mujer anda con un cochecito, con la vanesa al lado, mirando, mirando. La niña la mira mira, la niña la está mirando...
Rogelio y Vicky me abrazaron en la puerta con el mate esperando.
Un hombre borrachísimo apareció desde la tormenta para decirnos Amorcito, no te vayas...
Un amigo que quiero con el alma vino desde Londres y nos tomamos unos mates.
Me he olvidado las caras de los vecinos. Subo en el ascensor y pregunto a qué piso van los que suben conmigo, sin saber que vamos al mismo piso.
He acomodado los libros y los discos.
El perro de enfrente no ha salido todavía a ladrarme. La casa está cerrada. Quizás se mudaron, o murieron, o se fueron de vacaciones. No sé. Dos meses es mucho tiempo para una persona, pero poquísimo para vos Buenos Aires.
Y acá estoy, otra vez, está grisecito el cielo y hoy todavía no he bajado a andar tus calles.
Estás ajena. Parece que te hubieras ofendido conmigo. Espero que pronto me devuelvas tu confianza.
Yo estoy acá...

lunes, 8 de febrero de 2010

Una casa en el río





Una casa de madera con pájaros en el techo. Una casa con pájaros en la cabeza. Una casa volante. Voladora. Como la del mago de Oz. Que nunca tiene los pies sobre la tierra.


Una casa etérea.

Voy a tener que decirle que es común y corriente y humilde como las demás.

Aunque llore y patalee y me siga gritando sus inquietudes de dragón alado.

Es que no quiero que siga subiendo más.

Mejor que ancle sus raíces. Que se haga amiga de las demás casas. Que aprenda a escuchar el paisaje que la vio nacer, madera tras madera. Que se aprenda el nombre de los perros que la recorren y de los hombres que cocinan dentro de ella y se levantan tempranísimo para ir a pescar al río en mediomundos.

Voy a escribirle un poema en el techo. Como Neruda, que escribía en el techo de su casa los nombres de sus amigos que iban muriendo. Voy a escribirle con tiza los lugares adonde llegó, para que no se olvide, para que sepa que no es tan complicado andar en el aire, aunque se tenga un cuerpo pesado, y salir ileso. Y seguir feliz.
Una casa.
Una casita con pájaros en la cabeza que le dicen buen día a todo el mundo. Que les tiran frutitos del Paraíso a los señores enojados. Que se mojan con la lluvia y huelen a budín de naranja, haciéndose despacio, con toda la ternura posible.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Buscando a Juan


"Hay que aprender a resistir.
Ni a irse, ni a quedarse. A resistir."
Juan Gelman


Anoche hablé con vos.
Te ibas al DF a buscar a Juan.
¿Por qué?¿Por qué a Juan? Te pregunté.
No sé. Por vos. Me dijiste.
Y comprobaste.
Que seguimos amando a los perros.
Que estamos siempre rodeados de esos gruñones maleducados
que nos lamen la ropa y las manos,
que desbordan los platos,
que mueven la cola cuando están felices,
y la meten entre las patas cuando están asustados.

Pero...volviendo al tema.
Anoche hablé con vos...
Me pediste perdón por el pasado
y ya no,
ya no sirve el perdón
ya no sirve ni una palabra
ya no sirve nada.
Ya no alcanza una canción.
Ya no alcanza nada.
Te imagino
en el DF
buscando a Juan
que no anda bien de salud te dijeron.
Como mi corazón.
que no sé dónde le duele,
o si tendrá esa hipocondria
tan parecida al amor...

No sé...
Si lo encontrás
decile
que es el motivo
del mundo
que habito yo...